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Prosigue la investigación: Ella controla la multitud

  • Foto del escritor: mariaferleongalarza
    mariaferleongalarza
  • 27 mar 2019
  • 3 Min. de lectura

Prosigue la investigación de mi sujeto. Nancy Galarza, mujer, madre y docente, ahora se convierte en mi foco de atención; mi misión, descubrir todos los aspectos que la componen como un sistema complejo.


Teniendo en cuenta ello y el cuento "El hombre de la multitud" escrito por el autor Edgar Allan Poe, me di en la tarea de seguir a Nancy a su espacio de trabajo; una multitud, pues ella es docente de primaria del distrito.


Se despierta a las 4:30 de la mañana de forma perezosa, pero, con el ánimo de quién aún lleva la misión de ser madre encima de los hombros. Su hija mayor ha de estar en el trabajo a las 6:30 y para ella es su responsabilidad que llegue allí sin hambre, con una imagen ordenada y, por supuesto, sin tener que atravesar el trayecto de su hogar a la estación de Transmilenio ella sola.


Luego, se arregla con ropa elegante, pero, poco pesada, pues "de nada sirve llegar como una barbie ante 35 niños pequeños" dice. Se sienta a desayunar con su hija menor, mientras hablan de sus compañeras de trabajo. Anécdotas bien y van, pues con la mayoría se lleva muy bien.


6:15, se hace tarde, pues las puertas de la sede B del colegio Inem cierran a las 6:45; salimos, caminamos mientras sigue las anécdotas de estudiantes y compañeras, todas connotan el gran afecto por la profesión; el cariño por la compañía y la apropiación del espacio de trabajo, todos y todo se convierte en otro gran hogar. Sin notarlo, ella se integra a esa gran multitud de mas de 200 estudiantes y 12 docentes, lo aprecia, lo domina y por supuesto, se divierte.


Al llegar, me doy cuenta que no solo es una multitud de estudiantes y docentes, pues, hay cerca de 5 padres de familia esperándola en la puerta; "no se van hasta que me saludan y me ven entrar, ahí dejan entrar a los niños" me dice ella. El número de personas crece, pero, para Nancy parece solamente hacerse mas completo.


Al entrar al salón, cambia su expresión, pues faltan sillas y mesas para sus niños; no parece algo relevante para ellos, pero para Nancy es una violación de lo que es suyo; frunce el ceño, rueda los ojos, aprieta los labios y sale en busca de lo que falta. Pasan cerca de 10 min. y ya todo el salón está en orden; lo observa orgullosa.


Con las manos en la cintura hace una cuenta regresiva, cuando termina todos los 35 puestos están ocupados y sus habitantes con la mirada fija en ella. No solo hace parte de la multitud; ella la domina.


El saludo es clave, la comunicación se hace intima "Zapatines, zapatones, cabecitas....." "!de dragones¡" responden con voz animada los niños. Quien dijo que los enamorados completaban las frases de su pareja, nunca pensó que en realidad no solo es el amor, sino la cercanía lo que crea esa conexión.


Se sienta en la mesa de uno de los niños; el espacio es suyo, sonríe, ahora empieza la lección, pero, ya ninguno le quita la vista de encima. Se encamina al tablero, escribe en letras grandes, fecha, título, TAREA; la resalta, para ella es importante que conozcan qué se va hacer, "que se mentalicen" me dice.


Su tono de voz aumenta cada vez que da la instrucción, demostrando su seguridad. Sostiene la hoja con la actividad, señalando y explicando cada punto de lo que se va a hacer, lentamente mira al rededor, asegurándose de que no se distraigan; de ser así, hay regaño.



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Hace preguntas de los temas vistos, siempre incentivándolos con un premio (los refrigerios que quedan), ignora las respuestas erróneas e impresionantemente no cambia su expresión ante respuestas ridículas; hace un paneo con la mirada del salón, tiene fino el oido, pues escucha sobre los gritos la respuesta correcta. Tenemos un ganador; lanza el premio (el sentido del humor se mantiene).


Los niños salen al descanso, pero ella se queda terminando guías que los niños han de llevar de tarea; responsabilidad, con ellos, con su profesión, con su espacio de trabajo; eso es parte de su rutina; tan propio, que ni siquiera siente la presión de las 4 horas que lleva dentro de la misma aula sin salir.


En los últimos 15 min de jornada, se realiza la clase educación física; salimos al patio, con piso de cemento y poco espacio, pero suficiente para que corran los pequeños emocionando a la profe Nancy; ahí están, ellos, ella. en una escena enternecedora digna de una familia muy grande. Mientras corren, ella les aplaude, los anima; sonríe, aún sin poder correr por su enfermedad los persigue; gira mueve los brazos al aire. La diversión, le hace apreciar más ese espacio, su espacio.





 
 
 

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